Por Agustina Medina y Lucia Ruiz Lander [*]
Este 24 de septiembre, activistas ambientales, movimientos sociales, asambleas territoriales, organizaciones populares, agrupaciones estudiantiles, militantes ambientales, sindicatos y partidos políticos de todo el mundo, nos encontramos en la Movilización Mundial por la Crisis Climática para reclamar por justicia social y ambiental, y un nuevo modelo de desarrollo basado en un modo de producción sustentable.
La movilización, con gran impulso e iniciativa de las juventudes del mundo, tuvo expresión en numerosos países y ciudades, alcanzando escala global con una marcada expresión local, en la que se hizo evidente la composición heterogénea de este movimiento.
Actores politicoambientales tuvieron el espacio para plantear y visibilizar sus agendas reivindicativas, pudimos observar las demandas, consignas y propuestas que integran el discurso del movimiento socioambiental de cada lugar en que se expresó esta iniciativa.
En Argentina, mediante una fuerte campaña en redes y con los hashtags #MásAmbienteMenosFMI, #JusticiaClimatica, #LaSolucionEsColectiva, #EmergenciaClimatica, #LeyDeHumedalesYa, diferentes organizaciones socioambientales, llamaron a estar presentes en las calles y movilizar por la acción climática. Como es característico de este movimiento, el #24S tuvo puntos de convocatoria en provincias y localidades de todo el país, logrando una federalidad cada vez más visible. En la Ciudad de Buenos Aires, se concentró a las 17hs en Plaza de Mayo, para movilizar hacia el Congreso Nacional, espacio destinatario de muchos de los reclamos presentes esa tarde.
Una vez más el ambientalismo argentino convocó a las calles y a hacer escuchar su voz. Se convocó a “movilizarnos como nunca antes” haciendo hincapié en que “la solución es colectiva, contamos con vos”, sin dejar de recordar las medidas de cuidado sanitario necesarias en el actual contexto de pandemia. Es evidente la intención de interpelar socialmente cada vez más, no solo hablando de la problemática, si no convocando a organizarse y a ocupar las calles. Un llamado que desde el campo nacional y popular necesitamos atender.
Al frente de la columna que avanzó por Av. de Mayo, pudimos ver una bandera con la leyenda “JUSTICIA AMBIENTAL ES JUSTICIA SOCIAL”, detrás de la que se encontraban las organizaciones de jóvenes encabezando. Entre ella podemos nombrar a Jóvenes por el Clima, Eco House, Fridays For Future Argentina, Consciente Colectivo, la Red de Universitarios contra la Crisis Climática, Climate Save Argentina, la Red de Áreas Protegidas Urbanas, entre otras.
Desde el Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología pudimos hablar con diferentes referentes en la lucha contra el cambio climático presentes en la tarde de movilización encabezada por las juventudes. Tuvimos la oportunidad de conocer las principales preocupaciones y reclamos que llevaron las organizaciones, como las de los Jóvenes por el Clima. Bruno Rodriguez, referente de dicha organización, nos dijo: “El movimiento socioambiental construye una agenda reivindicativa que trata la aprobación de distintas normas que están paralizadas en los organismos legislativos: ley de humedales, ley de envases con inclusión social, ley de reciclado con inclusión social, ley de acceso a la tierra para pequeños productores, en función del paradigma de transición socioecológica que tenemos que impulsar colectivamente”. A su vez, otro activista de Jóvenes Por el Clima, Eyal Weintraub denunció que “hay distintos países donde no se aprobó la emergencia climática, queremos que se declare, queremos que se tome la emergencia climática y ecológica como una prioridad por parte de las políticas públicas que desarrollan e implementan los distintos estados”.
Por otro lado, consultamos a otras activistas de la misma organización sobre similitudes entre el movimiento ambiental y el feminista, ambos en auge, con gran capacidad de convocatoria y de transformación de la realidad. Según nos cuenta Nicole Becker: “El feminismo nos enseña el camino a seguir en términos de cómo se conquistan derechos acá en Argentina y creo que la movilización es un ejemplo de eso”. Y Monse Tolaba nos planteó que: “El feminismo ha sabido construir un movimiento político capaz de permear en todos los espacios políticos, de saber cómo cambiar las estructuras, cambiar lógicas de pensamiento de diferentes espacios de organización política. Cuando decimos que no hay politica feminista aislada de justicia social se puede comparar mucho al ambientalismo, el ambientalismo hoy es una perseptiva desde la cual se contruyen políticas públicas”.
Como pudimos observar, la heterogeneidad de la composición del movimiento ambiental y la iniciativa de las juventudes, son aspectos constitutivos y que se destacan en este movimiento. Como expresó Enrique Viale, abogado ambientalista, les jóvenes “son los que están hace tiempo reclamando un montón de cosas relacionadas con la crisis y el colapso climático, ecológico” entre otras cosas, y le “están pidiendo al gobierno que tome el tema en serio y empiecen a repensar los modelos de maldesarrollo”.
Detrás de las organizaciones socioambientales juveniles, se sumaron movimientos sociales como La Poderosa, el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), el Movimiento Evita, Barrios de Pie, el Frente Patria Grande, el Frente Darío Santillán. Seguían sindicatos como Suteba, la CTA de los Argentinos, ATE. Acompañaban también organizaciones estudiantiles como la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista CEPA y la Coordinadora de Estudiantes Terciarios. Sectores de agrupaciones y partidos políticos como La Cámpora, Jóvenes PRO Capital, la Juventud Radical y el espacio Evolución, estos dos últimos de la UCR. Además, un esquema de organizaciones de izquierda, se sumó a la columna haciendo un ingreso diferenciado por Diagonal Norte, integrado por la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones (BFS), la Red Ecosocialista del MST, el Frente de Izquierda, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y el PTS, entre otras.
Al llegar al Congreso de la Nación, se realizó un acto en el que se expresaron activistas ambientales representantes de diversos espacios. Por parte de Alianza por el Clima, Victoria Cortese mencionó que: “Este modelo no va más. Tenemos que diseñar un nuevo modelo de desarrollo. Queremos construir una nueva sociedad, bajo un nuevo paradigma. Con el ser humano como parte y no como dueño de la naturaleza. Para lo cual necesitamos un Estado que, junto con la sociedad organizada, planifique la transformación de nuestro sistema productivo y que promueva la transición hacia un modelo más justo, más inclusivo y más sostenible. No hay justicia social, sin justicia ambiental”. Karen, de MT Rural, dijo: “Creemos que es fundamental el papel de la juventud rural en la lucha ambiental. Como dijeron muchos de los compañeros esta lucha es colectiva. Solos no se puede, pero juntos sí”. Por otro lado, en representación de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), José dijo que: “Nuestras principales luchas son el acceso a la tierra a través de proyectos de ley de acceso a la tierra para producir alimentos sanos (…) cambiando esta manera de producir, dependiente de agrotóxicos y semillas de multinacionales a una agroecológica que no contamina el medioambiente que trabajamos y vivimos”.
Desde el espacio Sustentabilidad Sin Fronteras, se refirieron al rol de nuestra región en relación a la agenda ambiental: “Esto es una huelga climática de la juventud, pero de una juventud que se lleva en espíritu también. Frente al avance de negacionistas, frente a todas esas personas que no quieren creer en una Latinoamérica y en un Cono Sur que crezca, que se haga grande y que ponga en el aire su grito y sus reclamos, les decimos que estamos llenos de propuestas. Porque no tenemos solo protesta, hay propuestas”. Y desde la Red de Áreas Protegidas Urbanas, en relación a la urgente necesidad de cambio contundente en el modelo actual económico, expresaron: “Es políticamente correcto hablar de que es necesario cuidar el ambiente, pero muchas veces resultan solo palabras vacías. Debemos pasar del discurso a la acción ya, porque no tenemos más tiempo. La acción implica un cambio de paradigma de cómo habitamos este planeta, de cómo consumimos y de cómo producimos. Implica encontrar una nueva forma de relacionarnos con nuestro entorno, que ya no sea con la intención de poseer, si no con la de compartir con otros seres esta casa común”.
El movimiento ambientalista se caracteriza por convocar a diferentes sectores organizados de la sociedad, convirtiéndose en un movimiento cada vez más diverso, algo que pudimos comprobar recorriendo la columna que avanzó hacia el Congreso Nacional y observando la gran diversidad de sectores movilizados en todo el mundo. Esto representa para el ambientalismo popular, una oportunidad de alcanzar mayor incidencia en la disputa por un nuevo modelo económico y sistema político que no se base en el extractivismo y explotación de nuestros recursos naturales en favor de minorías que concentran riquezas. Por esto y más decimos que queremos “Más Ambiente y Menos FMI”.
Desde el ambientalismo popular creemos que la lucha por este cambio del sistema productivo, debe nutrirse de la lógica de construcción de los movimientos sociales; con acciones basadas en una perspectiva glocal, esto es, retomando experiencias globales atendiendo particularidades territoriales; habitando también las redes sociales y plataformas virtuales como herramientas de acción y espacio de disputa; y articulado con otros movimientos sociales como el feminismo popular. Este será el camino de construcción de poder popular y de desarrollo de consciencia de las grandes mayorías, para lograr soluciones colectivas a esta y todas nuestras demandas, necesarias y urgentes de atender bajo un nuevo paradigma de vínculo con la naturaleza.
*Medina es Licenciada en Biología Molecular (UNSL), Doctoranda de la Universidad de Buenos Aires con mención en Fisiología, Facultad de Farmacia y Bioquímica, (UBA). Ruiz Lander es estudiante de la Licenciatura en Folklore, diplomada en Género y Gestión Institucional. Ambas investigadoras del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia.