Por Fernanda Bireni
Se difundió el mapa submarino de la red de cableado de fibra óptica de todo el mundo. Nuestra información y las comunicaciones que realizamos están ahí, viajando en el fondo del mar
Una gran tecnología lograda en telecomunicaciones es la fibra óptica, y por suerte es así, pues no estaría bueno que en un par de décadas nos digan ‘esto ya no sirve’ y nos quedaron millas y millas de tendido submarino habitando los maravillosos ecosistemas marítimos.
Desde Rostros y Rastros hablamos con dos investigadores especializados para tratar de traer algunas respuestas. Arístides Silvestris (AS) es ingeniero en telecomunicaciones (UNRC) y tiene una maestría en Ciencias de la Ingeniería, mientras que Alfio Finola (AF), es licenciado en geografía (UNRC) y realiza un doctorado en Ciencias Sociales, ambos pertenecen al OECyT (Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología) desde donde realizan sus investigaciones y análisis.
Veo el mapa y me pregunto si la fibra óptica es irremplazable como tecnología
AS: Para la red de telégrafos el tendido era de cobre, tenía una capacidad determinada. La fibra óptica tiene una capacidad mucho mayor, soporta mucha más capacidad, tiene menor latencia, menor demora en la comunicación, la demora es casi nula. Es una de las mejores tecnologías para poder comunicar a todo el mundo, por eso su tendido es indispensable para comunicarnos de punta a punta del globo.
¿Cómo se instalan y qué impacto ambiental tienen?
AS: A nivel de impacto ambiental no hemos visto análisis globales. Son cables protegidos por PVC, aislados para no interactuar con el entorno. La contaminación podría darse en el momento de la intervención, no en la convivencia con el medio ambiente.
Y cómo se instalan
AS: Son grandes buques que llevan rollos enormes de fibra óptica atravesando el mar. El cableado queda apoyado al fondo del mar a una profundidad increíble y por extensiones impactantes. Es muy raro que se rompan porque sacarlos y reemplazarlos saldría mucho dinero, además están protegidos contra el ataque cualquier animal marino, por supuesto que las empresas buscan afectar lo menos posible la fauna y la flora de estos ambientes.
Son unos 420 cables
AS: En realidad son un poco más, unos 466 cables. Hay sectores de Europa, por ejemplo, con mares muy pequeños y tendidos de pocos kilómetros que por ahí en general no se cuentan, pero son ramales que están ahí.
¿Quién controla la colocación de esos cables y el servicio que prestan?
AF: Si bien existen pocas y grandes empresas con capacidad para fabricar estos cableados, algunas también son dueñas del tendido de fibra óptica, pero no por eso controlan la información que circula ahí. Hay que pensar no solo en quién es el dueño del cable, sino también en quién es el dueño de la información que circula por el cable.
Se sabe que cerca del 70% del tráfico de datos proviene de lo que llamamos GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft), son las principales proveedoras y controladoras de datos independientemente si son o no poseedoras de la titularidad del cable.
AS: Son cuatro o cinco las empresas que realizan los tendidos marítimo de la fibra óptica, esas empresas son contratadas por Google, por ejemplo, para realizar un tendido pero ambas negocian en cuántos de esos cables quedarán para Google y cuántos serán a la empresa instaladora que se los puede alquilar al mismo Google o a quien sea, así es como trabajan.
¿Cuánto usamos esa fibra óptica?
AS: Por arriba del 90% del tráfico internacional de datos pasa por estos cables submarinos, el 70% lo mueven estas granes empresas y por ejemplo todos los servicios de streaming, como Netflix y similares, representan un 50%.
¿Hay zonas sin cablear?
AS: Falta un tendido de Asia con Latinoamérica, entre Chile y Australia, es un tramo faltante. Y la semana pasada la empresa Datco planteó la necesidad de llevar fibra óptica a la Antártida, algo muy complejo porque no es una zona con condiciones físicas, ni climáticas, muy favorables, sin embargo es algo que están analizando.
Y qué pasa con la capacidad del cable
AS: Se les puede agregar capacidad, eso se va calculando a demanda.
AF: Pensar de acuerdo al tráfico de información es difícil, porque no se puede predecir. Por ejemplo entre febrero y abril de 2020 se duplico el tráfico de información producto de la pandemia, entonces no podemos aventurarnos en un % anual, sería un error.
Desde el OECyT cómo analizan este escenario
AF: A nuestro entendimiento la sociedad depende de la interacción entre personas y esas interacciones están cada vez más mediadas por la tecnología. Por eso presenciamos un escenario donde el rol de las telecomunicaciones es estratégico. Bajo este análisis, y sabiendo que la mayor parte del tráfico de información está en poder de pocos actores es, entendemos que hay una vulnerabilidad muy grande, por eso apuntamos y planteamos la necesidad de ser soberanos sobre esos datos. Es muy ambicioso pensar en propuestas directas o tajantes porque no somos los actores que las resolvemos, pero sí apuntamos a la necesidad de controlar en territorios nacionales o regionales el tráfico de información.
El desarrollo tecnológico propio no nos permitirá un control a gran escala del tendido submarino, pero sí nos permitiría el control de la circulación interna, en ese caso planteamos la necesidad de controlar sistemas tecnológicos complementarios del cable submarino, por ejemplo esta llamada, pasa por la fibra óptica pero antes tiene un paso satelital. Entonces plantemos la necesidad de que esos sistemas tecnológicos previos no solamente sean controlados por la Estados nación sino que hasta el desarrollo de esas tecnologías debería ser también nacional para tener soberanía del conocimiento con la posibilidad de generar data centers propios con capacidad satelital para mediar el tráfico de información vía satélite desde satélites propios.
AS: En Europa se está dando un debate de la neutralidad de la red, esto es quién controla ese último tramo de la información, de quién es, es del proveedor, es del usuario; es muy fina la legislación. Además no solo están las empresas como Google, sino que atrás de esas grandes hay unos tres fondos de inversión que controlan entre un 15% y un 18% de esas empresas grandes, son accionistas de esas empresas y terminan controlando las grandes tecnológicas.
Fuente: Puntal