Por Nicolás Malinovsky [*]
El Director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT), Nicolás Malinovsky, plantea en esta nota una serie de miradas contextuales para entender el fenómeno del que se habla en las últimas horas. Un elemento en la alternativa energética.
El pasado lunes, en el marco de la cumbre mundial COP26, que se desarrolla en la ciudad escocesa de Glasgow, el presidente Alberto Fernandez, anunció una inversión de US$ 8.400 millones en la Argentina destinada a producir hidrógeno verde por parte de la firma australiana Fortescue.
El anuncio fue realizado tras la reunión que mantuvo el jefe de Estado, acompañado por los ministros Santiago Cafiero (Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto) y Matías Kulfas (Desarrollo Productivo); la secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca y el asesor del Ministerio de Desarrollo Productivo, Marcelo Kloster, con los directivos de Fortescue, Andrew Forrest (Presidente), Julie Shuttleworth (CEO), Agustín Pichot (Presidente para la Región Latinoamérica), Todd Clewett (Senior Manager Global) y Sebastián Delgui (Gerente Regional de Gobierno y Comunidades para Región Latinoamérica).
El hidrógeno es el elemento químico más ligero que existe, su átomo está formado por un protón y un electrón, y es estable en forma de molécula diatómica (H2). Constituye aproximadamente el 75 % de la materia del Universo, pero se encuentra combinado con otros elementos como el oxígeno formando moléculas de agua, o al carbono, formando compuestos orgánicos. Por tanto, no es un combustible que pueda tomarse directamente de la naturaleza, se obtiene mediante la disociación del mismo de otras moléculas, como la de agua a partir de electrólisis, proceso que consume grandes cantidades de energía eléctrica.
Ahora bien, el hidrógeno verde es el hidrógeno producido utilizando energías renovables, principalmente eólica y solar, que son libres de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En este sentido, el hidrógeno verde, es utilizado como “batería” o almacenamiento de las energías renovables, ya que éstas son intermitentes y dependen de la disponibilidad del recurso.
El secretario de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Diego Hurtado, sostuvo que «el Hidrógeno verde es la energía del futuro», y remarcó que su desarrollo local, «tiene mucho que ver con un proyecto de país, con políticas públicas que apuestan a la reactivación. Es un momento trascendente para nuestro país».
Según la Agencia Internacional de Energía el fuerte crecimiento de la demanda de este combustible y la adopción de tecnologías más limpias para su producción, permiten que el hidrógeno y los combustibles basados en hidrógeno eviten hasta 60 Giga Toneladas de emisiones de CO2 en 2021-2050, lo que representa el 6% del total de reducciones de emisiones acumuladas.
Por su parte, Matias Kulfas, ministro de Producción, dijo que “la empresa australiana Fortescue invertira 8.400 millones de dolares para producir hidrógeno verde en Rio Negro, impulsando de esta manera, 15.500 puestos de trabajo directos y más de 40.000 puestos de trabajos indirectos.”
El proyecto pretende llegar a una capacidad de producción estimada de 2,2 millones de toneladas anuales para 2030.
Es importante remarcar que Argentina no llega tarde al hidrógeno verde, aunque todavía no se dieron a conocer las condiciones del proyecto anunciado, este desarrollo pretende posicionar al país como uno de los grandes exportadores de hidrógeno verde a nivel mundial.
Argentina no llega tarde al hidrógeno verde, el proyecto anunciado posiciona al país como uno de los grandes exportadores a nivel mundial. Además, a fines de octubre, Agustín Gerez, presidente de IEASA (ex Enarsa) anunció que la compañía estatal planea desarrollar hidrógeno verde en Bahía Blanca junto con el instituto alemán Fraunhofer.
En mayo, en el marco del Consejo Económico y Social realizó el Foro «Hacia una Estrategia Nacional Hidrógeno 2030», el presidente de la nación señalaba que “el desarrollo de la economía del hidrógeno es un tema con amplio potencial económico y ambiental para el país” a la que calificó como una “verdadera revolución energética”. Por su parte, Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos y titular del CES, sostuvo “Este es un tema que en el mundo está iniciando una rápida carrera para posicionarse de un modo adecuado en lo que va a ser una gran revolución en la matriz energética del mundo entero”. Y agregó “La Argentina tiene inmejorables condiciones para correr esta carrera de un modo competitivo, productivo, transformando la matriz energética y a su vez generando una inclusión social que pueda también extenderse a diferentes zonas de nuestro país con un sentido federal”.
Ya en julio, el vicepresidente de Gas y Energía de YPF, Santiago Martínez Tanoira, afirmaba: “Nosotros tenemos dos líneas de trabajo, por un lado, trabajar en proyectos de gran escala de producción de hidrógeno a partir de electrólisis y la energía eléctrica la haríamos con parques eólicos. Y la segunda posibilidad es el hidrógeno azul que es en base al gas natural, pero con captura de carbono. O sea, las emisiones de CO2 que se producen en los reformadores, poder captarlo y ponerlo en un almacenamiento subterráneo”.
Además, a fines de octubre, Agustín Gerez, presidente de IEASA (ex Enarsa) anunció que la compañía estatal planea desarrollar hidrógeno verde en Bahía Blanca junto con el instituto alemán Fraunhofer.
Considerando que a nivel mundial según la BBC Mundo, actualmente hay seis países líderes en la producción de hidrógeno verde: Chile, Australia, Arabia Saudita, Países Bajos, Alemania. De esta manera, Argentina tiene la posibilidad de entrar al “club” de productores de hidrógeno verde.
En Sudamérica, Chile presentó en noviembre de 2020 una “Estrategia nacional de hidrógeno verde”. El proyecto, que se desarrolla en Antofagasta, conocida como “La Perla del norte”, usará la energía solar para potenciar electrolizadores de 1,6 Giga Watt.
Australia, también es uno de los países del mundo que cuenta con cinco megaproyectos en su territorio de hidrógeno verde. El más importante de ellos es el Asian Renewable Energy Hub, en Pilbara, que implica una inversión de US$36.000 millones y se espera que esté listo para 2027-2028.
Arabia Saudita, planea incursionar en el mercado del hidrógeno verde, con un proyecto que llamó Helios Green Fuels Project. Según adelantaron fuentes saudíes, estará ubicado en la “ciudad inteligente” de NEOM, a orillas del mar Rojo, en Tabuk. El proyecto costará US$5.000 millones y se espera que esté finalizado para 2025.
Los Países Bajos buscan adentrarse en el camino hacia el hidrógeno verde a través de la firma Shell. La petrolera anglo-neerlandesa lidera junto con otros desarrolladores el proyecto NortH2 en el Puerto de Ems, que usará energía eólica para el proceso de electrólisis.
Alemania también cuenta con proyectos para producir e-Hydrogen, como el AquaVentus, ubicado en la isla de Heligoland, en el mar del Norte, donde utilizará los poderosos vientos de la región como fuente energética.
El gigante asiatico, China, que pese a ser el principal productor mundial de hidrógeno, para obtenerlo utiliza hidrocarburos. Por lo que su plan incluye virar hacia el hidrógeno verde con la construcción de un megaproyecto, en Mongolia Interior, que encabezará la empresa de servicios públicos estatal Beijing Jingneng. Contará con una inversión de US$3000 millones.
Si bien la inversión anunciada es muy importante en el contexto actual, sería oportuno que el Gobierno Nacional impusiera que la instalación de los nuevos parques eólicos que abastecerán de energía al proyecto anunciado, se realice con la mayor participación nacional posible. De esta manera el impacto en la generación de empleo en forma indirecta sería mayor y en consecuencia se potenciaría el entramado productivo de generadores eólicos nacionales que podrán abastecer tanto al mercado interno como al mercado regional y/o internacional.
[*] Malinovsky es Ingeniero Electricista (UNRC) y maestrando en Gestión de la Energía (UNLa). Director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia.
Este artículo fue publicado por primera vez en Desde El Conocimiento