Nicolás Malinovsky [*]
El pasado 28 de marzo, se renovaron las autoridades de Nucleoeléctrica Argentina SA (NA-SA), la empresa estatal encargada de la operación y construcción de centrales nucleares, que pone en peligro la soberanía y amenaza con su privatizaicón.
Julián Gadano, quien actualmente ocupa el cargo de Subsecretario de Energía Nuclear de la Nación, asumió a la Presidencia de NA-SA, concentrando así ambos cargos. “Queremos tener un único interlocutor claro con los chinos y un equipo alineado en la recta final de la negociación”. afirman fuentes oficiales. Sin embargo, vale preguntar qué intereses hay detrás de este cambio de autoridades.
Las decisiones político estratégicas del gobierno de Cambiemos en materia nuclear están poniendo en jaque no solo la soberanía de la empresa estatal, proyectando una posible privatización- objetivo por el cual se crea originariamente NA-SA en 1994- cuando el menemismo se predisponía a privatizar el desarrollo nuclear argentino- sino también la soberanía energética del país, al confirmar el cambio abrupto de tecnología, es decir el abandono del uranio natural por uranio enriquecido.
Por lo que cambio en el Directorio de NA-SA, en este nuevo contexto, no resulta estar librado al azar. El nuevo directorio de NA-SA quedó conformado de la siguiente manera: Presidente, Lic. Julián Gadano; Vicepresidente, Ing. Carlos Podestá; irector: Ing. Marcelo Salvatore; Directores: Dr. Julián Guelvenzú y Osvaldo Calzetta Larrieu. Ahora bien, ¿quiénes son las nuevas autoridades?, ¿qué intereses representan?
Julián Gadano, sociólogo y desde 2016 Subsecretario de Energía Nuclear de la Secretaría de Energía del Ministerio de Hacienda de la Nación, fue miembro del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN, 2012-2015), y profesor de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de San Andrés, reconocida esta última institución por ser una usina de funcionarios del macrismo. Desde mediados de 2017 es también presidente del IFNEC (International Framework for Nuclear EnergyCooperation, organismo apoyado por la Agencia de Energía Nuclear, NEA, por sus siglas en inglés), un organismo internacional diseñado para sostener los parámetros nucleares de los Estados Unidos en el mundo.
Carlos Podestá, Ingeniero Químico de la Universidad Teconológica Nacional, ocupó durante 18 años la posición de Gerente Comercial en la empresa AESA (Astra Evangelista/ A- Evangelista SA), empresa privada proveedora del sector energético estatal desde sus inicios. Se desempeñó también en la Empresa Nuclear Argentina de Centrales Eléctricas SA (ENACE SA), una empresa en la que el Estado tenía 75 % y Siemens AG el 25 % restante.
Julian Guelvenzú, miembro del directorio de NA-SA desde el año 2017, es el único que mantiene el cargo. Abogado, creador de la fundación Sumar Futuro. Es Concejal por la alianza macrista Cambiemos en el municipio de Zárate y candidato a intendente en esa localidad para el 2019.
¿Y qué hay de las autoridades salientes?
Quien queda en el ojo de la tormenta es el Rubén Semoloni, de quien aseguran que ocupará el cargo de CEO de NA-SA. Con un discurso liberal hacia adentro de la empresa, perdió imagen en la gestión Cambiemos por no llevar adelante el ajuste salvaje solicitado por el Gobierno Nacional.
Esta situación desencadenó el retiro de fondos por parte del Estado, lo que le llevó a no poder establecer hacia adentro de NA-SA un vínculo sólido con los trabajadores. Se retira de la presidencia luego de una semana de quite de colaboración por parte de los gremios, los cuales terminaron levantando una dura medida de fuerza después de aceptar un 15% de recomposición salarial ofrecido por la empresa sin ningún margen de negociación.
El cambio de autoridades realizado no es azaroso. El pasado miércoles 20 de marzo, trascendió una nota en el diario Clarín que menciona la construcción de la cuarta central nuclear argentina de uranio enriquecido -diseño Hualong One- (más conocida como Atucha IV, o quinta central).
La nota destacaba que “Una posibilidad para eludir el problema del aumento de deuda es que esta se traslade a Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA). Es una empresa del Estado pero para el Fondo Monetario, es una deuda que no se cargará sobre el Tesoro, sino que se pagará a través del préstamo chino y que, por cierto, se irá también saldando con los aumentos de tarifas en la energía eléctrica a los usuarios. Una vez que esté firmado el contrato, los desembolsos del préstamo vendrán en 2021”.
Una semana después de los avances en la negociación con China, se produjo el cambio de autoridades de NA-SA con el argumento de fortalecer en esta nueva etapa las funciones estratégicas del Presidente del Directorio. Se cree que así se favoreceráel desarrollo de proyectos y la concreción de los objetivos de la compañía.
Estos hechos se suman a las idas y vueltas de la política del sector nuclear llevada a cabo por la Alianza Cambiemos desde su asunción, vale recordar que:
- En mayo de 2018, en el día de la Energía Atómica y 68° Aniversario de CNEA, el Subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, anunciaba la postergación de la construcción de la cuarta (tipo CANDU-denominada Atucha III) y de la quinta centrales (Hualong One, conocida como Atucha IV).
- En agosto de 2018 se produjeron 230 despidos de la planta permanente de NA-SA, pertenecientes a la Unidad de Gestión de Proyectos Nucleares. Desde que la coalición Cambiemos está gobernando NA-SA, pasó de 3400 trabajadores a 2800, producto de despidos, retiros voluntarios, jubilaciones y renuncias de personal dada la incertidumbre en el sector. Perdiendo de esta manera recursos humanos altamente calificados, que al fin al cabo es conocimiento estratégico, difícil de recuperar por la formación específica y técnica que se requiere.
- El decreto 73/2018, estableció que NA-SA a partir del 01 de febrero de 2018 sólo tendrá derecho a percibir su remuneración, por sus Transacciones en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), a los efectos de cubrir sus costos de operación y mantenimiento totales. Entrando de esta manera a funcionar como empresa privada en el régimen de desregularización del mercado eléctrico creado en los 90’ bajo la ley 24.065 y de esta manera desligar de toda responsabilidad al Estado Nacional a financiar nuevos proyectos de centrales nucleares, estratégicos para el país.
- A principios de 2019, se anunció que comenzaron las negociaciones para la construcción de la central de uranio enriquecido en el Predio de Lima (donde se encuentran Atucha I y II), y se confirmó la cancelación del proyecto de la central de uranio natural (tipo CANDU) pactada inicialmente. Según el portal Infobae, en la segunda quincena de abril se firmaría la Carta de Intención entre funcionarios del gobierno chino, autoridades de NA-SA y de la empresa Nuclear estatal China (CNNC).
- Por último, Infobae informó el 3 de marzo que el gobierno consiguió también que China aporte un préstamo adicional de 2.500 millones de dólares que serán de libre disponibilidad del Tesoro Nacional. Dato no menor, ya que es una caja que dispondrá el gobierno de Mauricio Macri a su conveniencia.
Conclusiones
Recapitulando, en las últimas semanas no sólo se renovaron las autoridades del Directorio de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), sino que también luego de reiterados dichos, desdichos, rumores y silencios sobre las construcciones de la cuarta y quinta centrales, el Subsecretario de Energía Nuclear, y ahora presidente de NA-SA, afirmó- casi en simultáneo a su nuevo rol- la cancelación de la cuarta y el avance de los acuerdos con China para construir la quinta-de uranio enriquecido-.
¿Por qué hacemos tanto hincapié en diferenciar el tipo de tecnología de cada una de las centrales? Porque, básicamente influyen y determinan el tipo de desarrollo científico-tecnológico y la construcción de capacidades nacionales.
En primer lugar, destacamos que abandonar la tecnología de uranio natural de un día para otro representa un retroceso para el sector nuclear argentino, como así también para un gran número de industrias nacionales.
El proyecto de Extensión de Vida de la Central Nuclear de Embalse junto con la culminación de Atucha II, la primera de uranio natural y la segunda de uranio levemente enriquecido, entregaron una vasta experiencia en la temática, dando como resultado empresas especializadas y profesionales altamente calificados, que pueden perderse ante el cambio súbito de tecnología.
Con esta decisión, el gobierno argentino empieza a manifestar su intención de desprenderse de una importantísima cuota de soberanía energética y tecnológica, anulando las capacidades argentinas de aportar a un eventual proyecto de integración regional autónomo en materia energética, económica y política.
El intento por abandonar el “paquete tecnológico” argentino en energía nuclear llevará al abismo, en esta transición, a la Planta Industrial de Agua Pesada ubicada en Arroyito, provincia de Neuquén, ya que las centrales de Uranio Enriquecido prescinden de este valioso insumo.
Vale afirmar, además, que uno de los aspectos más importantes ante este tipo de decisiones es la disputa abierta por el control y la apropiación del conocimiento estratégico: cualquier país puede tener centrales nucleares, pero no cualquier país puede desarrollarlas y esto es lo que ha adquirido Argentina a lo largo de más de 60 años de trayectoria en el sector.
Perder las capacidades humanas y el conocimiento socialmente acumulado (la nueva central, según trascendidos solo contaría con un 30% de personal nacional y solo un 40% de los componentes serían de fabricación nacional) implica un costo difícil de poner en valor monetario ya que no es medible en los términos del “mercado”.
La transición hacia una tecnología nueva como la de uranio enriquecido, es un hito importante para Argentina, pero debe realizarse de manera ordenada, con proyección para el desarrollo local y regional. Argentina ha demostrado que tenemos la capacidad de enriquecimiento, pero actualmente la planta-Complejo Tecnológico Pilcaniyeu- está parada.
¿Va Argentina a producirlo a escala industrial? Caso contrario, ¿a quién y cómo la va a comprar?. ¿Está dispuesta Argentina a perder parte de su soberanía energética? ¿De qué sirve estar a la vanguardia del desarrollo tecnológico si ello conlleva pérdida de capacidades inconmensurables?
En síntesis, los hechos concretos, muestran la gravedad de la situación.
NA-SA, la empresa de bandera de construcción y operadora de Centrales Nucleares, corre riesgo al tomar deuda en forma directa con el gigante asiático.
Las decisiones político estratégicas del gobierno en materia nuclear ponen en jaque no solo la soberanía de la empresa estatal, proyectando una posible privatización, sino también la soberanía energética del país, al confirmar el cambio abrupto de tecnología con el abandono del uranio natural por uranio enriquecido.
El cambio en el Directorio de NA-SA, en este nuevo contexto, no parece estar librado al azar.
[*] Malinovsky es Ingeniero Eléctricista (UNRC) y maestrando en Gestión de la Energía(UNLa). Director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia
Este artículo fue publicado por primera vez en Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).