Por Tomas Mondino y Alfio Finola [*]
El pasado 17 de agosto, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington, uno de los principales Think Tanks de EEUU, publicó un artículo sobre los recursos de litio en nuestra región titulado “Triángulo de litio de América del Sur: Oportunidades para la Administración Biden”. En este artículo, sostienen que “el Triángulo de Litio inevitablemente se convertirá en el nexo (proveedor) del codiciado mineral, al que a menudo se hace referencia como ” oro blanco “”, y sostiene que de los tres países que conforman el Triángulo del Litio (Argentina, Bolivia y Chile), “Argentina ofrece el caso más prometedor para la expansión de la industria del litio” ya que “el presidente Alberto Fernández redujo los impuestos en las exportaciones de minerales este año”.
Este artículo del CSIS tiene como precedente un informe del mismo Think Tank publicado el 5 de abril de este año , titulado “Ally-shoring (puntos aliados) para las cadenas de suministro de litio en el continente americano”, preparado para la Oficina de Recursos Estratégicos del Departamento de Estado de EEUU. En dicho informe, se sostiene que “Argentina opera en el mercado más abierto a la inversión del sector privado. El gobierno federal no ha impuesto ninguna regulación a la inversión extranjera en el sector del litio y permite que el mercado dicte el desarrollo de la industria.[…] La proyección de litio de Benchmark Mineral Intelligence prevé un aumento del 360 % en la producción de litio en 2025”. En el mismo informe recomienda, como estrategia de EEUU para con Argentina, que “los esfuerzos de ally-shoring deben centrarse en fortalecer la presencia de los Estados Unidos en el país, aumentar las plantas de carbonato de litio e incentivar la producción de hidróxido de litio.”
El mercado del litio está controlado por un número muy reducido de grandes multinacionales -las 5 principales- que han integrado toda la cadena de valor del litio, desde la producción minera hasta la producción de compuestos químicos (productos de alto valor agregado). Estos cinco jugadores son: la empresa chilena SQM (Sociedad Química y Minera de Chile), las estadounidenses Livent (ex-FMC Corp) y Albemarle Corp y las dos empresas chinas Tianqi Litio y Litio Jiangxi Ganfeng.
¿Quiénes invierten en Litio en Argentina?
De todos los proyectos presentes en los salares andinos donde se encuentra el litio, existen dos que están operativos, uno en la provincia de Jujuy y otro en Catamarca. El Salar de Olaroz en Jujuy es explotado por Allkem (ex Orocobre, Australia), Toyota (Japón) y la estatal jujeña JEMSE. En Catamarca, el proyecto Fenix en el Salar del Hombre Muerto, es explotado por Livent (EEUU). De los proyectos próximos a entrar en operación, se encuentra el de Cauchari-Olaroz en Jujuy, propiedad de Lithium Americas (Canadá), Jiangxi Ganfeng Lithium (China) y JEMSE, que se espera comience a producir durante este año y que sea el más grande de la región en términos de producción. De forma paralela, se encuentra avanzado el proyecto de Centenario – Ratones en Salta, a cargo de la francesa Eramine, para producir a partir del 2024. En Catamarca se espera que comience a operar, también en 2024, el proyecto Tres Quebradas en Laguna Tres Quebradas operado por Liex (China).
Todos los proyectos en operación o que comenzarían a producir en los próximos 5 años, son de propiedad privada y de capitales extranjeros, principalmente de origen Chinos, Europeos, Australianos y Norteamericanos. El único proyecto estatal que comenzó a impulsarse este año, nace del acuerdo firmado el pasado 25 de agosto, en el que YPF y CAMYEN (Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado) firmaron un acuerdo de asociación para el desarrollo de un proyecto exploratorio de litio en Fiambalá, Catamarca. De este proyecto no hay detalles de cuándo entrará en operación ni de los niveles de producción hasta que avancen en los estudios correspondientes.
La Transición Energética en disputa.
En el informe realizado por el CSIS, los objetivos de la nueva ruta de la seda y los últimos anuncios de inversiones de origen chino en el país, marcan claras tensiones existentes por el dominio de la transición energética, que tiene como una de las aristas más fuertes la rivalidad China-EEUU. El litio es un recurso fundamental para garantizar la transición y electrificación de todas las matrices energéticas mundiales. Para los proyectos estratégicos en disputa, el asegurar este circuito de suministro es primordial para dominar la cadena global de desarrollo y fabricación de baterías, y por ende controlar la movilidad eléctrica en todo el mundo. La visita programada de Sergio Massa, Ministro de Economía de Argentina, a EEUU, tendría como un eje central el conseguir inversiones para el país. Dentro de las reuniones programadas, se realizarán conversaciones con Livent (quien ya opera en el país) y Rio Tinto, dos grandes mineras de capitales norteamericanos, para que inviertan en la extracción de litio en el país.
En julio de este año salió a la luz la subfacturación de litio en 403 operaciones entre 2018 y 2019, donde la empresa Livent declaró vender el mineral por un tercio de su valor de mercado, resultando en una irrisoria multa en pesos. La multa puesta a Livent fue de $7.700 millones. Tal como lo dice el CSIS, Argentina es el paraíso para las inversiones extranjeras en minería intensiva. Con bajos impuestos, fomento a la actividad con exención de regalías, bajos controles para la exportación y bajos costos de mano de obra se presenta en vitrina al litio como un regalo ante las empresas trasnacionales que se disputan este mineral como eslabón clave cadena de suministros.
¿Qué hacemos con nuestro litio?
El contexto energético mundial plantea un escenario de transición de una matriz actual altamente dependiente de hidrocarburos, a una matriz que desplace principalmente al petróleo y que se apalanque a partir de mayor explotación de minerales. Según un informe del Banco Mundial del año 2020, de todos los minerales necesarios para la transición, el litio es uno de los que mayor porcentaje de crecimiento va a requerir, con un aumento de casi el 500% para el 2050 respecto de lo que se extrajo en 2018. Este escenario presentado; al que se le suma al generado por la pandemia de COVID 19 (que tensionó todas las cadenas de suministro a nivel global), la crisis energética desatada por la intervención militar de Rusia en Ucrania y las proyecciones de extracción de litio en el corto plazo que no alcanzaría para abastecer una demanda en crecimiento exponencial contribuye a explicar el porqué de que los precios del litio aumentaron un 500% interanual de julio 2021 a julio 2022. Como correlato Argentina aumentó sus ingresos por la exportación de litio en un 459% interanual en dólares, inclusive exportando un 6% menos en términos netos. Vale aclarar que las exportaciones declaradas por las mineras, se hacen mediante declaración jurada por las mismas, lo que no otorga confiabilidad a los datos.
La estrategia nacional planteada en torno al litio no expone un beneficio para las mayorías en nuestra sociedad. Los bajos impuestos que pagan las empresas mineras, en conjunto con el alto precio del litio y las normativas flexibles para la exportación del mineral otorgan las condiciones propicias para la evasión y especulación que beneficia a las empresas trasnacionales.
Países como México o Bolivia han tomado la decisión estratégica de nacionalizar los recursos y crear empresas nacionales para su explotación. Argentina debe avanzar en el mismo sentido. Es necesario, por un lado, declarar con urgencia al litio como un mineral estratégico, tal como sostuvo el Foro Interuniversitario de Especialistas en Litio en diciembre del 2021, para que el Estado nacional mejore sus facultades sobre las decisiones entorno al litio y no deje en manos provinciales la gestión de un recurso de tal importancia. Por el otro lado, cambiar la normativa de exportación minera (Código Minero Nacional) para evitar hechos fraudulentos que ocurren no solo con el litio, sino con todos los minerales producidos en nuestra patria. De la misma manera, como instrumento operativo de esta política soberana, es necesario potenciar YPF Litio, realizando alianzas estratégicas con empresas para comenzar a construir un circuito productivo de escala regional sobre el litio, esto incluye el know-how de la industria, y explotar las tecnologías que desarrollan investigadoras/es argentinas/os para la extracción (principalmente en el Instituto del Litio en Jujuy (CIDMEJU) y la UBA).
Por último, y como decisión estratégica de integración regional, es necesario impulsar en conjunto con Chile, Bolivia y México la OPEP del Litio, ya que entre estos países se encuentra casi el 60% de los recursos de litio a nivel mundial, y dos de los tres exportadores más importantes del mineral son países de Latinoamérica. La región tiene la posibilidad histórica de influir en los precios y la producción de un recurso fundamental y esencial para estos tiempos de transición. Crear la OPEP del Litio significa posicionar a Latinoamérica como un actor político-estratégico en la transición energética, y no como un simple abastecedor de materias primas con bajo agregado de valor y heredero de todos los costos ambientales de la explotación minera.
[*] Mondino es Ingeniero Químico y Doctorando en Ciencias Químicas (UNRC). Finola es licenciado y profesor en Geografía y Doctor en Ciencias Sociales (UNRC). Ambos investigadores del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECyT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia.
Este artículo fue publicado por primera vez en El Destape