Por Arístides Silvestris [*]
En un mundo que depende cada vez más de la conectividad y el acceso a herramientas digitales, en el que la disputa está enfocada en la ciencia y tecnología de punta, como el desarrollo de semiconductores, biotecnología, industria del software, tecnologías de nube, Internet de las cosas, entre otras, es importante plantear y enfocarse en los vectores de desarrollo que puedan direccionar a nuestro país en el sendero correcto.
En la actualidad existe mucho debate sobre cuáles son los sectores que deben potenciarse. Resulta claro que luego de la reciente media sanción en Senadores (58 votos a favor y solo 1 en contra) del proyecto de Ley de “Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030”, que prevé incrementos graduales de inversión en el sector hacia 2032, alcanzando 1% del PB, este sector es uno de ellos.
Este proyecto impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT) entre sus desafíos plantea contribuir al acceso universal de una salud equitativa y de calidad, desarrollar los sectores espacial, aeronáutico, de las telecomunicaciones y de la industria para la defensa; fortalecer la investigación marítima, la soberanía y el uso sostenible de los bienes del Mar Argentino.
En relación al vector de desarrollo satelital o aeroespacial resulta pertinente, Argentina tiene un inmenso potencial y trayectoria de éxitos liderados por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la empresa aeroespacial Vehículo Espacial Nueva Generación (VENG) e Investigaciones Aplicadas Sociedad de Estado (INVAP S.E.) en proyectos como los satélites de aplicaciones científicas: SAC-A, SAC-C, SAC-D, SAOCOM-1A y SAOCOM-1B, trabajando junto a otras agencias espaciales internacionales, como la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, de EE.UU.), CSA (Agencia Espacial Canadiense), ASI (Agencia Espacial Italiana), CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia), entre otros.
En este sentido en abril de 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, se crea visionariamente por Ley N° 26.092 la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT) para poder defender las posiciones orbitales geoestacionarias (GEO) 72°Oeste y 81°Oeste, que tienen la posibilidad de cubrir o iluminar todo el continente americano, desde Canadá hasta nuestras Islas Malvinas.
Para cumplir con las funciones asignadas por la mencionada normativa; ARSAT contrató a INVAP, a fin de que esta prestigiosa empresa rionegrina lleve a cabo los proyectos en los cuales se diseñaron y fabricaron los satélites en cuestión, lanzados desde Guayana Francesa en 2014, el primero, y en 2015, el segundo.
Asimismo, con la finalidad de continuar potenciando el sector, en el 2010 se creó el Centro de Ensayos de Alta Tecnología Sociedad Anónima (CEATSA) ubicado en San Carlos de Bariloche (Prov. de Río Negro) que es utilizado para someter a los satélites a las mismas condiciones que tendrán que soportar durante toda su vida útil. El plazo para el caso de los satélites GEO, es de 15 años y depende fundamentalmente del combustible que utilizan para realizar correcciones necesarias para mantener su posición en el cielo. Particularmente el ARSAT-1, llegará a 18 años dado que gastó menos combustible al alcanzar la posición orbital final.
La amortización de los satélites se estima entre los 5 y 10 años, dependiendo particularmente de las negociaciones de la venta de sus servicios. En los casos de ARSAT-1 y ARSAT-2, se requirieron inversiones de US$ 270 millones y US$ 250 millones respectivamente.
A nivel internacional, los ingresos generados por servicio fijo (FSS, por sus siglas en inglés, Fixed Satellite Service) suelen rondar valores desde US$20 hasta US$60 millones anuales por satélite.
Para mantener este caso de éxito, se sancionó la Ley N° 27.208, sobre desarrollo de la industria satelital, promulgada en noviembre del año 2015, durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner, que establecía el “Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035”.
A fines de ese año, con el cambio de gestión, el ex mandatario Mauricio Macri, designó como presidente de la empresa ARSAT a Rodrigo De Loredo, yerno de Oscar Aguad, que por aquel entonces ejercía funciones como Ministro de Comunicaciones.
Durante la gestión de De Loredo, se incumplió la Ley de industria satelital mediante la pausa de los proyectos en danza e intentos de ceder derechos a empresas extranjeras. Puntualmente, el 29 de junio de 2017 salió a la luz una carta de intención firmada entre De Loredo y la compañía estadounidense Hughes Communications, perteneciente a EchoStar Corporation, para la puesta en marcha del proyecto ARSAT-3 mediante una nueva empresa (Newco) que se encontraría en 51% en manos de Hughes Communications.
EchoStar Corporation se encuentra respaldada por varios fondos financieros de origen angloamericano, cómo por ejemplo: Vanguard Group y Blackrock Inc. con una participación accionaria mayor al 27%.
En resumen, según fuentes, su gestión se basó en explotar toda la estructura de la empresa, desde los 2 satélites, el Centro Nacional de Datos, la Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO) y la TDA (Televisión Digital Abierta), obviando la continuidad del desarrollo del ARSAT-3, decisión que generó retrasos tecnológicos y gastos monetarios innecesarios al estado argentino.
Por otro lado, al poco tiempo de asumir, precisamente en febrero de 2020, el presidente Alberto Fernández anunció la reanudación del Plan Satelital Argentino que incluye la construcción del ARSAT-SG1 y que, actualmente, se financia por medio del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina por un total de US$ 243 millones con la operación CAF N°11501.
El ARSAT-SG1, cuyo lanzamiento se estima para principios de 2025 y poseerá servicios de alta capacidad de tráfico (HTS, por sus siglas en inglés, High Throughput Satellite) alcanzando los 70 Gigabits por segundo (Gbps) para brindar internet satelital, de los cuales 50 Gbps estarán destinados a cubrir zonas alejadas de la red de fibra o de difícil acceso del territorio nacional, mientras que los otros 20 Gbps serán para ofrecer servicios en diversas regiones de países limítrofes como Chile, Bolivia y Paraguay.
Los servicios HTS permiten aprovechar de forma más eficiente el espectro en comparación con los FSS, reduciendo significativamente el costo por bit. Esto último, permite que sea mucho más flexible, rentable y fácil de amortizar; además de generar capacidades técnicas en un entramado productivo de altísima complejidad y gran valor agregado.
Siguiendo esta línea, el reciente 23 de noviembre, ARSAT y Globalsat Group, consorcio satelital multinacional, firmaron un acuerdo que posibilita el trabajo conjunto para entregar soluciones de telecomunicación satelital remota. Este convenio permitirá que Globalsat comercialice una nueva solución de conectividad IoT (por sus siglas en inglés, Internet Of Things) satelital de ARSAT a nivel regional y los servicios de internet satelital de banda ancha que permitan conectar a hogares y empresas.
Por su lado, el vicepresidente de ARSAT, Guillermo Rus, detalló que esto “permite a ARSAT agregar valor sobre su flota de satélites geoestacionarios en Banda Ku al mismo tiempo que permite a empresas como Globalsat desarrollar soluciones adecuadas a las distintas verticales del mercado” y también agregó que “con IoT Satelital, ARSAT incrementa y diversifica su cartera de productos satelitales y pone a disposición del mercado una solución de bajo costo y tecnología de vanguardia para la gestión de activos allá donde se encuentren”, lo que brinda la posibilidad de recopilar datos por medio de redes de sensores, procesar dicha información, evaluarla y tomar acciones, en caso de que sea necesario.
Además, Globalsat Group comercializará terminales y servicios en el territorio argentino en la banda Ka operada por ARSAT, en principio en la zona cordillerana que se ubica entre las provincias de Jujuy y Chubut, a través del satélite Telstar-19 Vantage. Posteriormente, la intención es ampliar la oferta al resto de Argentina, mediante el satélite SES-17, hasta el lanzamiento del ARSAT-SG1 que será el encargado de absorber dicho tráfico.
Estas nuevas herramientas abrirán un nuevo abanico de posibilidades para contribuir y acompañar al desarrollo regional, achicando la brecha digital en todo nuestro territorio, fomentando e impulsando la articulación con otros sectores, facilitando el uso de estos servicios a pymes, cooperativas, organizaciones sociales, sindicatos, Universidades y el Estado. Por lo tanto, poner en órbita el tercer satélite GEO no es un capricho, sino una apuesta a futuro para apuntalar un sector estratégico y política de estado.
Es importante enfatizar que la empresa estatal ARSAT, de reconocimiento internacional, pertenece a todo el pueblo Argentino y es el mayor emblema de soberanía nacional en el espacio.
[*] Ingeniero en Telecomunicaciones, Magíster en Ciencias de la Ingeniería (UNRC) y Diplomado en Anticipación Estratégica y Gestión de Riesgo (UNDEF). Director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia.
Este artículo fue publicado por primera vez en Ámbito Financiero